Por si a alguien le ha quedado alguna duda sobre cuál era la situación de los términos municipales en torno a 1848, qué opinaba Serapio Múgica, y en qué quedaba lo dispuesto por Vargas Ponce, vamos a completar los datos hasta ahora aportados con dos documentos gráficos más.
Uno es un precioso plano de San Sebastián y sus inmediaciones de 1850 dibujado por la Brigada Topográfica del Cuerpo de Ingenieros y publicado en el libro Documentos Cartográficos Históricos de Guipúzcoa (II) de J. Gómez Piñeiro y J.A. Sáez, página 187. En dicho plano los topógrafos trazan las líneas divisorias con distintas tonalidades según sean términos de Pasaia, San Sebastián o Altza. Tal y como se señala en el comentario correspondiente, lo que era el brazo de mar de Molinao aparece ya desecado y formando parte del término de Altza y así fue hasta la sentencia de 1890 que dio a Pasaia todos los terrenos ganados al mar. La delimitación que muestra el plano no viene más que a confirmar la descripción que de los límites de Altza hacían los representantes de la población en 1818: “Los límites son: con la Villa de Pasajes la casería de Gomistegui; con la Ciudad de San Sebastián, las casas Champarrene, Lizardi, Bonazategui, Ubavea y Esparcho; con la Villa de Astigarraga, la casería de Garciategui y Irasuenegoya; y con la de Rentería, las caserías de Soraburu, y Iparraguirre, dentro de cuyos límites inclusas las denominadas casas, existen ciento cuarenta y siete caseríos habitados en ellos, ciento sesenta y cuatro familias”.
Además de eso, en el plano llama la atención el deslinde de Ulia, que aparece como parte de Donostia. Como ya veremos en otro comentario más adelante, Altza y Donostia pleitearon por la vertiente marítima de Ulia hasta que al final se resolvió a favor de Altza por ser la única de las partes que presentó alguna prueba a favor de sus tesis. Pasaia entonces ni pleiteó, y ese término pasó a Donostia con la anexión de Altza. Pero lo dicho, volveremos sobre ello.
El otro documento es un croquis publicado en la página 169 de la “Historia de Rentería”, obra ejemplar dirigida por Juan Carlos Jiménez de Aberasturi. El documento es un croquis de 1848 donde se indican los mojones de Rentería y la parcela de terreno ganado al mar que es objeto del pleito perdido por Pasajes contra Rentería. En el croquis aparece como “Cerrado hecho por Nicolás de Alzate”, y muestra muy a las claras lo absurdo de la pretensión pasaitarra.
Viendo las circunstancias que rodearon aquel pleito de 1848 nos da por ver una cierta similitud entre los motivos que movieron a los representantes pasaitarras de entonces a pleitear y las motivaciones que han inspirado la marcha gris de 2002. Después de que Vargas Ponce les prometiera el oro y el moro, y comprobar que todo seguía igual o incluso peor que antes, a los prohombres de Pasaia se les ponían los dientes largos viendo que a Rentería se le abría unas nuevas perspectivas de enriquecimiento con la desecación de las marismas, con el nuevo trazado de la carretera general y con el asentamiento de nuevas industrias, como la Real Compañía Asturiana de Minas en Capuchinos diez años más tarde. Ciento cincuenta años después, la urbanización intensa y masiva que está llevando a cabo los políticos donostiarras en Gomistegi, Herrera, Buenavista y los planes que tienen para lo que llaman Auditz-Akular y los pingüe beneficios que les van a reportar a unos pocos, en Pasaia se les ha vuelto a poner a algunos los dientes largos. A veces, es verdad, parece que la historia se repite.
P.D.: Para rematar el tema de Serapio Múgica, hemos colgado en el blog el artículo "Pasajes" del libro ya mencionado Geografía del País Vasco-Navarro. Nada más que añadir.
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2007/02/12
2007/01/21
De patetismo e investigadores de categoría
Por un momento nos vamos a olvidar del tema de los límites de Pasaia y vamos a echar unas risas, por no llorar, a cuenta de los romanos y el libro de Zapirain.
Zapirain nos cuenta cómo “En época romana por ejemplo, la bahía ofrecía, en un primer momento, un refugio que permitía remontar la ría hacia Oiartzun y explotar la riqueza del bosque y las minas. Más adelante parece que, sin llegar aguas arribas, fuese Beraun la zona preferida, sustituyendo o completando a otro Beraun anterior ya en desuso, el situado en Irun.”
Para afirmar esto, tan felizmente, nos cita a Banús quien, como buen historiador que es, ya nos advierte en su artículo que lo de Beraun no pasa de ser una hipótesis suya.
Es increíble que todo un miembro del departamento de Arqueología Histórica de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, ¡en 2005!, a la hora de hablar del puerto de Pasaia en época romana eche mano de bibliografía obsoleta. ¡Con todo lo que se ha publicado a raíz de los descubrimientos arqueológicos de los últimos años en Irun y en el resto de la costa guipuzcoana!
El propio Juan Carlos Mora, en el libro de Zapirain sin ir más lejos, le enmienda la plana cuando en al transcribir el informe de Vargas, —y éste dice que “en cuyos contornos sin disputa estuvo el antiguo Oeaso”— ya nos advierte en una nota que las investigaciones actuales sitúan Oeasso en Irún, y nos ofrece una bibliografía actualizada. En resumen, patético.
Y esto no es anecdótico. Estamos hablando de qué bibliografía ha utilizado y cómo la ha utilizado. Vamos a poner tres ejemplos, de tres trabajos de categoría, que no han merecido ser citados en su bibliografía.
Empezaremos con los dos libros de cartografía elaborados por J.A. Sáez, F.J. Gómez Piñeiro, J.L. Orella, J.M. Roldán y J.M. Aramburu. Estos libros no han merecido ser incluidos en la bibliografía a pesar de que Zapirain se ha valido de la rica colección de planos y mapas contenidos en ellos para ilustrar el suyo, conformándose con citar al pié la fuente de la ilustración. Estos dos libros, sin embargo, son muy interesantes, no sólo por los documentos cartográficos que presentan sino también por los comentarios y valoraciones que acompañan a cada uno de los documentos. Pero sucede que las opiniones de estos estudiosos no encajan nada bien con las suyas y las margina de su bibliografía. A modo de ejemplo hemos incluido en nuestro blog los comentarios publicados en el libro primero a dos mapas, uno de ellos al de Vargas.
Otro libro interesante —y con él retomamos el tema del litigio en 1848— es el de Miguel Angel Barcenilla sobre la industrialización de Errenteria (1845-1905). Un libro de categoría, su tesis doctoral, donde analiza, entre otros temas, los factores económicos que a mediados del siglo XIX favorecieron la industrialización de todo el entorno de la bahía de Pasaia. En concreto, hemos seleccionado para el blog los apartados que hablan de la construcción de la carretera general y el ferrocarril, que a nuestro entender son las auténticas raíces económicas del conflicto de mugas. Pasaia no va a pleitear por los cincuenta y nueve caseríos altzatarras que les quería dar Vargas, sino participar de los beneficios que iba a reportar la nueva puesta en valor del puerto que iban a traer las nuevas infraestructuras, un puerto, por otro lado, que había permanecido sumido en una profunda crisis a pesar de las providencias de Vargas y a haber separado a San Sebastián del mismo.
El tercer ejemplo lo dejaremos para el próximo comentario.
BARCENILLA, Miguel Angel: La Pequeña Manchester. Origen y consolidación de un núcleo industrial guipuzcoano. Errenteria (1845-1905).- San Sebastián: Diputación Foral de Gipuzkoa, 1999.
GOMEZ PIÑEIRO, Francisco Javier: Documentos cartográficos históricos de Gipuzkoa. I Cartoteca Histórica del Servicio Geográfico del Ejército / Javier Gomez Piñeiro, Juan Antonio Sáez García, José María Roldán Gual... [et al.]. - San Sebastián: Diputación Foral de Gipuzkoa, 1994.
SAEZ GARCIA, Juan Antonio: Documentos cartográficos históricos de Gipuzkoa. II Servicio Histórico Militar [actual Archivo Militar de Madrid] / Juan Antonio Sáez García, Javier Gómez Piñeiro, José Luis Orella Unzué. - San Sebastián : Diputación Foral de Gipuzkoa, 1999.
Zapirain nos cuenta cómo “En época romana por ejemplo, la bahía ofrecía, en un primer momento, un refugio que permitía remontar la ría hacia Oiartzun y explotar la riqueza del bosque y las minas. Más adelante parece que, sin llegar aguas arribas, fuese Beraun la zona preferida, sustituyendo o completando a otro Beraun anterior ya en desuso, el situado en Irun.”
Para afirmar esto, tan felizmente, nos cita a Banús quien, como buen historiador que es, ya nos advierte en su artículo que lo de Beraun no pasa de ser una hipótesis suya.
Es increíble que todo un miembro del departamento de Arqueología Histórica de la Sociedad de Ciencias Aranzadi, ¡en 2005!, a la hora de hablar del puerto de Pasaia en época romana eche mano de bibliografía obsoleta. ¡Con todo lo que se ha publicado a raíz de los descubrimientos arqueológicos de los últimos años en Irun y en el resto de la costa guipuzcoana!
El propio Juan Carlos Mora, en el libro de Zapirain sin ir más lejos, le enmienda la plana cuando en al transcribir el informe de Vargas, —y éste dice que “en cuyos contornos sin disputa estuvo el antiguo Oeaso”— ya nos advierte en una nota que las investigaciones actuales sitúan Oeasso en Irún, y nos ofrece una bibliografía actualizada. En resumen, patético.
Y esto no es anecdótico. Estamos hablando de qué bibliografía ha utilizado y cómo la ha utilizado. Vamos a poner tres ejemplos, de tres trabajos de categoría, que no han merecido ser citados en su bibliografía.
Empezaremos con los dos libros de cartografía elaborados por J.A. Sáez, F.J. Gómez Piñeiro, J.L. Orella, J.M. Roldán y J.M. Aramburu. Estos libros no han merecido ser incluidos en la bibliografía a pesar de que Zapirain se ha valido de la rica colección de planos y mapas contenidos en ellos para ilustrar el suyo, conformándose con citar al pié la fuente de la ilustración. Estos dos libros, sin embargo, son muy interesantes, no sólo por los documentos cartográficos que presentan sino también por los comentarios y valoraciones que acompañan a cada uno de los documentos. Pero sucede que las opiniones de estos estudiosos no encajan nada bien con las suyas y las margina de su bibliografía. A modo de ejemplo hemos incluido en nuestro blog los comentarios publicados en el libro primero a dos mapas, uno de ellos al de Vargas.
Otro libro interesante —y con él retomamos el tema del litigio en 1848— es el de Miguel Angel Barcenilla sobre la industrialización de Errenteria (1845-1905). Un libro de categoría, su tesis doctoral, donde analiza, entre otros temas, los factores económicos que a mediados del siglo XIX favorecieron la industrialización de todo el entorno de la bahía de Pasaia. En concreto, hemos seleccionado para el blog los apartados que hablan de la construcción de la carretera general y el ferrocarril, que a nuestro entender son las auténticas raíces económicas del conflicto de mugas. Pasaia no va a pleitear por los cincuenta y nueve caseríos altzatarras que les quería dar Vargas, sino participar de los beneficios que iba a reportar la nueva puesta en valor del puerto que iban a traer las nuevas infraestructuras, un puerto, por otro lado, que había permanecido sumido en una profunda crisis a pesar de las providencias de Vargas y a haber separado a San Sebastián del mismo.
El tercer ejemplo lo dejaremos para el próximo comentario.
BARCENILLA, Miguel Angel: La Pequeña Manchester. Origen y consolidación de un núcleo industrial guipuzcoano. Errenteria (1845-1905).- San Sebastián: Diputación Foral de Gipuzkoa, 1999.
GOMEZ PIÑEIRO, Francisco Javier: Documentos cartográficos históricos de Gipuzkoa. I Cartoteca Histórica del Servicio Geográfico del Ejército / Javier Gomez Piñeiro, Juan Antonio Sáez García, José María Roldán Gual... [et al.]. - San Sebastián: Diputación Foral de Gipuzkoa, 1994.
SAEZ GARCIA, Juan Antonio: Documentos cartográficos históricos de Gipuzkoa. II Servicio Histórico Militar [actual Archivo Militar de Madrid] / Juan Antonio Sáez García, Javier Gómez Piñeiro, José Luis Orella Unzué. - San Sebastián : Diputación Foral de Gipuzkoa, 1999.
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