2006/07/06

Vargas se despide reconociendo que su deslinde no tiene valor

Antes de pasar a otro momento del conflicto de mugas, nos vamos a despedir del periodo Vargas leyendo la correspondencia reservada que mantuvo con el ministro de Marina entre 1805 y 1807.
A lo largo de su lectura podremos observar cómo Vargas va pasando de la euforia inicial por el éxito en su misión a la más intensa frustración cuando se ve destituido con la promulgación de la r. o. de 15 de enero de 1807.
En el transcurso de esos dos años vemos a Vargas intentando conseguir para su propuesta la imprescindible aceptación del rey, haciendo valer en primer lugar su prestigio personal y, pasando al final, a la desesperada, a presionar utilizando las armas más rastreras del cotilleo para conseguir su objetivo.
Por si a alguien le quedaba alguna duda, en la carta que envía con el auto y plano proponiendo el deslinde, tras explicar sus razones, recuerda que su delimitación no se puede hacer efectiva sin la aprobación del rey (“previniendo queda sólo indicada y sin efecto hasta la resolución de S. M.”). En la misma carta explica también las razones que le mueven a proponer la adjudicación a Rentería de la vertiente del puerto de Basanoaga, en Molinao.
A pesar de todo, y mientras haya fondos públicos que les mantenga, seguirá habiendo más papistas que el papa que, sin vergüenza, otorgarán al deslinde de Vargas una validez que el propio Vargas, de su puño y letra, niega.